Yo fui uno de ellos.

   Esta página está dedicada a las personas que nacieron en el siglo pasado entre 1954 y1970, ó quizás mucho antes.  

   La verdad es que no sé cómo hemos podido sobrevivir a nuestra infancia!! Mirando atrás, es difícil creer que hayamos salido vivos de la España de antes.

   Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin air-bag, hacíamos viajes de 10-12 horas de un tirón, con cuatro personas en un 600 ó en un Renault 4 de tres marchas y no sufríamos el síndrome de la clase turista, no tuvimos en el automóvil puertas con barras de protección lateral, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños, andábamos en bicicleta sin casco, ni protectores para rodillas ni codos, los columpios eran de metal y con esquinas en pico, jugábamos a "lo que hace la madre hacen los hijos", esto es a ver quien era el mas bestia, pasábamos horas construyendo nuestros vehículos con “roces” (rodamientos), para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que nos habíamos olvidado de los frenos después de chocar con algún árbol ó alguna pared aprendimos a resolver el problema, jugábamos a "churro va" y al pañuelo y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales, salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y solo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle, nadie podía localizarnos, eso si, buscábamos maderas en los vertederos de basura ó donde fuera y hacíamos una caseta para pasar allí el rato, caseta que al final siempre había alguno de nosotros que le pegaba fuego y se reía de los demás, aunque después le dieran una paliza entre todos y al día siguiente seguían siendo amigos, no había móviles, nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables, nos abríamos la cabeza jugando a la guerra de piedras, nos reventábamos algún dedo con algún petardo, y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con mercromina y unos puntos de sutura y al día siguiente todos contentos, la mitad de los compañeros de clase tenía la barbilla rota ó algún diente mellado ó alguna pedrada en la cabeza ó las tres cosas juntas, tuvimos peleas y nos partíamos la cara unos a otros y aprendimos a superarlo, íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo metido en una mochila que rara vez tenía refuerzo para los hombros y mucho menos, ruedas. Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos, si acaso alguno era gordo y punto, estábamos siempre al aire libre, corriendo, jugando y disfrutando de esa libertad, compartimos botellas de refrescos y nadie se contagio de nada, sólo nos contagiábamos los piojos en el “cole”, cosa que nuestras madres arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente y un pelado al cero, no tuvimos Playstations, Nintendo 64, vídeo juegos, 99 canales de televisión, películas en vídeo, sonido surround, móviles, ordenadores e Internet, pero nos lo pasábamos pipa tirándonos globos llenos de agua y arrastrándonos por los suelos destrozando la ropa, nosotros si tuvimos amigos, quedábamos con ellos y salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a las chapas, al churro vá, a la peonza, a las canicas, a la lima, al rescate..., en fin, tecnología punta.  

   Íbamos en bici o andando hasta casa de los amigos y llamábamos a la puerta. ¡Imagínense!, sin pedir permiso a los padres, ¡nosotros solos, allá fuera, en medio de ese mundo cruel! ¡Sin ningún responsable! ¿Cómo lo conseguimos? 

   Hicimos juegos con palos, botellas y balones de fútbol improvisados, y comimos pipas y aunque nos dijeron lo que nos pasaría, nunca nos crecieron ramas en la tripa, ni nos salieron hojas por las orejas, ni tuvieron que operarnos para sacarlas, bebíamos agua directamente del grifo de las fuentes de los parques y de las acequias, agua sin embotellar y sin cloro, donde chupaban los perros, perros que no se atrevían a mordernos por si los corríamos a pedradas, íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la escopeta de perdigones del "primo" de turno que convencíamos para que se la quitara a su abuelo, o con el tirador de gomillas, antes de ser mayores de edad y sin adultos, DIOS MÍO!! 

   En los juegos de la escuela no todos participaban en los equipos, los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repitieron curso. ¡Que horror, no inventaban exámenes extra, ni pasaban de curso por la cara!, y ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarlas el culo y jugando al beso y a los médicos o a los papás y mamás, verdad y atrevimiento, y no en un “Chat” diciendo chorradas llenas de signos extraños :) :D :P y enamorándote de la primera "Mari Pili" que te ponía cachondo y que luego resulta que era un tío, éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias, no había nadie para resolver eso, la idea de un padre protegiéndonos si trasgredíamos alguna ley, era inadmisible, si acaso nos soltaban un guantazo ó un zapatillazo y te callabas, tuvimos LIBERTAD en mayúsculas, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.

    ¿Tú eres  uno de ellos? ¡Enhorabuena!    

    Por suerte, yo fui uno de ellos y no me arrepiento de nada de lo que hice.

    Un abrazo, Manolo Bartual.

.
Subir